El proyecto de los países de América Latina para abandonar el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial es correcto, porque sus políticas restrictivas desde mediados de los 70 han sido nefastas. Sin embargo, México no podrá entrar, no puede apostar a esa iniciativa porque no tiene independencia política ni económica.
La Jornada. 24 de octubre de 2007. Antonio Castellanos.
Alicia Girón, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, dijo que a pesar de que el gobierno federal ha reducido el débito foráneo, cada año transfiere al exterior más de 10 mil millones de dólares para pagar intereses, afirmó Girón. La deuda externa ya se ha pagado varias veces, recalcó.
Indicadores de la Secretaría de Hacienda señalan que al cierre de agosto el saldo de la deuda externa neta del gobierno federal fue de 41 mil 200 millones de dólares, cifra superior en mil 400 millones de dólares a la del 31 de diciembre de 2006.
Asimismo, destacan que el costo financiero del sector público se ubicó en 157 mil 600 millones de pesos, nivel 10.3 por ciento inferior en términos reales al registrado en el mismo periodo del año previo.
Girón precisó que todas las políticas de estabilización del Banco Mundial y del FMI desde hace 37 años, han sido negativas para la economía de la región. Uno de los principales problemas es que han sido orientadas al pago de la deuda y a la restricción del gasto público.
Lo anterior, dijo, hizo que las economías latinoamericanas dejaran de crecer, abrieran sus mercados y se modificara la estructura productiva. Ello desembocó en un desempleo elevado y un costo social muy alto.
En el caso de México, agregó, hay una grave dependencia del petróleo y de la industria maquiladora, pero la irrupción de los productos de China en Estados Unidos, ha hecho que la producción mexicana no pueda ser competitiva. Definitivamente aquel país ha desplazado la producción nacional.
El gobierno de México no tenido la visión de transformar su mano de obra capacitada; tampoco ha impulsado la educación que es un sector muy rezagado, situación a la que se debe agregar los problemas que se derivan de la deuda externa que ya se ha pagado varias veces a través de los intereses.