Naciones de América Latina preparan su “independencia” del FMI y el BM

Reflejo de los cambios políticos que han ocurrido en los últimos años, varios países de América Latina avanzaron esta semana en la idea de crear una arquitectura financiera regional, que funcione de manera complementaria e incluso alternativa a la representada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM)

Roberto González y David Brooks (Enviado y corresponsal) La Jornada. Washington, 21 de octubre de 2007. Las críticas al FMI y el BM, registradas en varios tonos a lo largo de la reunión anual de ambos organismos, que concluirá mañana en esta capital, dejó ver la crisis que atraviesan las dos principales instituciones financieras multilaterales, creadas al término de la Segunda Guerra Mundial y que desde siempre han sido controladas por Estados Unidos y otros países industrializados del Grupo de los 7 (G-7).

Este domingo, el ministro venezolano de Finanzas, Rodrigo Cabezas, dedicó su participación en un seminario organizado por el banco de inversiones JP Morgan, una de las firmas emblemáticas de Wall Street, a afirmar que América Latina tiene ahora recursos suficientes para crear un mecanismo alternativo al FMI, que actuaría como prestamista de última instancia. Este, dijo, sería complementario al recién creado Banco del Sur, iniciativa regional en la que participan ocho países, que comenzará a funcionar el próximo mes.

Son dos los principales argumentos esgrimidos esta semana por países latinoamericanos para replantear una nueva relación con los organismos financieros multilaterales.

Uno es el retraso en concretar el compromiso realizado hace dos años por Rodrigo Rato, quien en pocas semanas dejará de ser el director gerente del FMI, para redistribuir el sistema de votación en el seno del organismo y dar mayor representatividad a las economías en desarrollo, como México, China, Brasil e India; y también a los países menos desarrollados, principalmente los del continente africano y de Asia, que son los que más pagan en intereses por los préstamos vigentes.

El segundo es un cuestionamiento que va directo a la credibilidad del FMI. Las representaciones de Argentina y Brasil plantearon esta semana que el Fondo Monetario Internacional no hizo nada para obligar a Estados Unidos a realizar ajustes a su sistema financiero para prevenir la crisis del sistema hipotecario, que ya provocó una reducción en los pronósticos de crecimiento de la economía mundial, a diferencia de la férrea disciplina que exige a los países no desarrollados.

Agustín Carstens Carstens, secretario mexicano de Hacienda, planteó durante la reunión del Comité Financiero y Monetario Internacional (CFMI), principal órgano de asesoramiento en materia de política económica del FMI, el tema del reparto de cuotas. “La reforma del sistema de cuotas y de representación es la piedra angular para reformar el FMI sobre la base de incrementar la transparencia y su legitimidad”, expresó. “Debemos poner esta reforma como el punto principal de nuestras discusiones futuras y dar un mensaje claro a nuestros representantes en el Directorio Ejecutivo sobre la urgente necesidad de alcanzar un consenso” antes de abril próximo, cuando se efectúe la siguiente reunión de estos organismos, añadió Carstens, al hablar en nombre de México, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, España y Venezuela.

Después de reunirse, el CFMI no hizo un anuncio preciso en ese sentido. En el comunicado final, el comité sólo destacó que la reforma al sistema de cuotas “debe realzar” la representación de las economías dinámicas, que en muchos casos son países de mercados emergentes que han adquirido peso y un papel más notable en la economía mundial. También menciona que es importante incrementar la representación de los países de bajos ingresos. Pero además de eso, poco en concreto, pues deja la decisión final para la primavera de 2008.

Otro tema es lo que países de América Latina consideran doble rasero. El FMI, argumentan, es exigente con las naciones en desarrollo y complaciente con las desarrolladas, aun cuando, al menos en teoría, el organismo debería actuar con igual criterio con cada uno de sus 185 miembros.

Guido Mantega, ministro de Finanzas de Brasil, en un discurso pronunciado a nombre de su país, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guyana, Panamá, Surinam y Trinidad y Tobago, exhibió ese doble rasero. “Cuando las crisis surgieron en América Latina y Asia, el IMF rápidamente actuó con un paquete de recomendaciones macroeconómicas, financieras y de otro tipo. No vaciló en expresar opiniones y dictar políticas. Después se vio que muchas de esas recomendaciones fueron equivocadas o cuestionables, por decir lo menos”, agregó. “La presente crisis ha tenido su epicentro en Estados Unidos y ha afectado principalmente a este país y a los industrializados de Europa. Y desde que comenzó, el Fondo ha dicho poco de esa crisis y ha sido excesivamente cauteloso en hacer recomendaciones”.

Al inicio de esta semana, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, planteó, en el curso de una gira por Sudáfrica, la creación en Latinoamérica de un fondo monetario regional. Hoy, el ministro venezolano de Finanzas, Rodrigo Cabezas, abundó en el tema al mencionar que la región, beneficiada en los últimos años con elevados precios de materias primas, tiene reservas de divisas suficientes para hacerlo.

Los excedentes en el flujo de divisas, utilizados por gobiernos de la región en los últimos años para prepagar deuda externa, como hicieron México, Argentina, Brasil y Venezuela, servirían para financiar una institución de desarrollo, como lo será el Banco del Sur, y también para constituir un fondo compensatorio regional, aseveró el ministro Cabezas


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