Luis Hernández Navarro. México, La Jornada. Domingo 26 de julio de 2009.
A pesar de contar con medidas cautelares de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ayer la policía nacional de Honduras capturó al dirigente campesino Rafael Alegría. De inmediato lo trasladó a la posta policial de Danlí, en el barrio El Calvario. Pasadas las 8 de la noche, después de seis horas de estar en la cárcel, fue liberado.
“Me metieron a la celda con 45 compañeros detenidos (desde más temprano) por la misma causa. Habíamos irrespetado el toque de queda, pero les dije que (esa medida) era ilegal y que no podíamos aceptar eso”, manifestó el dirigente.
Su detención no fue un hecho azaroso. Los golpistas buscan desarticular el movimiento social hondureño. Rafael Alegría es un dirigente clave de la resistencia popular contra el golpe de Estado. Incorruptible e inclaudicable, desempeñó un papel central en la incorporación de su país a la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba).
Ampliamente conocido por el movimiento popular de su país, querido y respetado en el movimiento campesino internacional, cuenta además con el aprecio y el reconocimiento de los presidentes Manuel Mel Zelaya y Hugo Chávez. En diversos momentos desempeñó el papel de diplomático ciudadano y emisario informal entre ambos. Tanto así que desde el pasado 28 de junio ambos mandatarios se comunican regularmente con Alegría. Aún antes del golpe de Estado sus detractores lo acusaban de ser “el hombre más cercano al gobierno de Manuel Zelaya, a grado tal que hasta desempeña el papel de vocero del gobierno de Honduras ante el Alba”
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